Shika le ayudaba a Farle durante las cosechas recuperando las espigas mágicas que iban cayendo bajo los golpes de su guadaña. A lo largo de las cosechas tomó la costumbre de colgárselas al cuello. A pesar de estar privadas de sus raíces y del resto de sus tallos, estas espigas mágicas siguen madurando cada año en la misma época.